La calidad de la carne del langostino y su intenso sabor hacen que, cuando se consumen frescos, las preparaciones más utilizadas sean las que conservan todo el sabor del producto: a la plancha o cocido.
Los langostinos se cuecen en un recipiente con agua y abundante sal donde se introducen cuando rompe a hervir durante escasos minutos, para posteriormente escurrirlos e introducirlos en agua con hielo, para que se enfríen rápidamente y conserven la firmeza de su carne.
El langostino es un ingrediente muy apreciado en las recetas tradicionales marineras como sopas de pescado, arroces de marisco, arroz ciego, fideuá marinera o la más internacional receta de los pescadores del Mar Menor, el caldero.
Además, es un compañero de lujo en ensaladas de marisco, manzana y piña; aguacate, granada y langostino; o canónigos y langostinos, que sorprenden por su originalidad, sencillez y contraste de sabores.
Entre los entrantes y aperitivos destacan los caballitos o el salpicón de marisco; mientras que entre los primeros platos sorprenden las brochetas de langostino, revuelto de verduras con espárragos, ajo tierno, setas y langostinos, una sencilla exquisitez al alcance de cualquier cocinero, o los langostinos a la cazuela, elaboradas con ajo y Pimentón de Murcia.